¿Quién, dónde y a dónde?

Preguntarte quién eres realmente, lo puedes hacer pero no vas a sacar ninguna conclusión de ello. Estamos en una edad en que tenemos muchos prejuicios y no podemos ser objetivos. Tampoco tenemos suficientes experiencias para contestarnos a estas preguntas filosóficas. Así es, que te das cuenta de que a veces subestimamos las cosas: ¿realmente es necesario saber quién somos?. No lo creo, ¿verdad que hemos vivido, de momento, 16 años sin saberlo? Ahora no lo vas a saber de un día para otro.

Puedes saber tus gustos, tus aficiones, puedes interpretar tus sentimientos, pero jamás te llegarás a conocer del todo.

Tienes miedo a no gustar a los demás o más bien sería ¿miedo a quedarse solo/a?; ganas de vivir la vida, pero a la vez miedo a vivirla demasiado rápido y de no ser consciente de lo que te puede pasar realmente haciendo según qué.

¿Dónde estoy? Bien, esto también es complicado saberlo y reconocerlo. La adolescencia es un momento complicado y difícil para todos, pero se tiene que pasar.

Es un momento en la vida en que nada es fácil y uno, muchas veces, lo complica aún más.

También tenemos la inseguridad de tomar el camino equivocado, ya sea por temas académicos o sencillamente de la vida personal.

A pesar de todos estos peros, ésta es una edad en la que tienes que disfrutar pero también reflexionar y hacer lo que creas correcto ya que marcará tu futuro.

¿Hacia dónde voy?

Las tres preguntas podrían tener la misma respuesta: que si dudas, que si miedos, que si..., que si... y que si... pero creo que se tienen que superar “estos que sis...” y hacer lo que tu piensas que será mejor para ti, SOLO para ti.

La verdad es que no me pensaba que se complicaran tanto los estudios, pero bien, si quiero llegar a ser lo que siempre he soñado y deseado, tendré que esforzarme al máximo, pasar las malas rachas que te da la vida, caer, levantarme, volver a tropezar, empezar de nuevo... Mirar el presente pero también el futuro.