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Cada final supone un origen, y cuanto más radical es el fin, más extraordinaria es la creación. La vida es el mayor resultado y la muerte el mejor comienzo de vida. Es tan importante la vida como la muerte. Si una de ellas fallase, el mundo lo sería todo o no sería nada. La eternidad dejaría de ser curiosa. Es esta la mejor limitación del hombre, aquella que le permite medir el tiempo y andar con prisas o tomárselo con calma. Es importante que la vida nos deje plasmadas sus intenciones, día tras día. Poder envejecer y sentir el anhelo de nuevas vidas. Mientras la eternidad no deje de parecernos curiosa, el hombre debe vivir: besar, correr, tocar, respirar, lamer, reír, sentir, llorar, saborear, querer, morder, amar.
Debe arder hasta el final.
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