martes, 2 de noviembre de 2010

EL EXTRAÑO OBJETO

En esa parte de la ciudad raramente se encontraba taxi y los autobuses ya no circulaban. La humedad y el frío de la noche se me estaban metiendo en el cuerpo. Caminaba cansado mientras vibraba en el aire la última campanada que anunciaba la medianoche. Fue entonces cuando de repente oí, más allá de aquella esquina extrañamente iluminada, un profundo grito que me atrajo. El sentido común me decía que huyera rápidamente, pero…
La curiosidad me venció. Fui precipitadamente hacia la monótona luz. Lo que vi me dejó sin palabras: un extraño objeto redondo y lleno de pequeños destellos brillaba en lo alto de un tejado, desprendía una gran columna de luz blanca hacia la mojada calle, iluminando a una joven chica, la  autora del grito que había oído.
A pesar de que me froté los ojos dos veces, esa chica estaba levitando hacia el objeto volador, pero desapareció al tocar la superficie de ese frío metal y justo en ese mismo instante, se fue la luz, la nave y la chica. Sólo yo había visto ese suceso.

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