viernes, 3 de junio de 2011

“Ya no lo soporto más”, “no puedo con esto”, “no quiero sentir nada”.

Eso pensaba hace unas semanas.

Pero ahora ya no, porque ahora, gracias a Jimmy, ya no siento nada.

Antes vivía con mi madre alcohólica y su novio, no tenía trabajo, vivía a costa de mi madre, me peleaba con ella, me iba a fiestas sin control, robaba: vivía al límite.

Era una vida llena de adrenalina y a mí me parecía una buena vida, pero no lo era y me percaté de ello hace unas semanas.

Vivir así me mataba por dentro, por eso quería una solución deprisa, eficaz e inmediata o no lo soportaría y me mataría.

De repente apareció Jimmy y mi vida dio un cambio radical. Él me dio una solución llamada novacaine que me cambió la vida completamente. Esa sustancia era el remedio que había estado esperando, era el remedio de todas las desgracias para un chico del suburbio como yo.

Por fin obtuve lo que quería, esa solución era como un anestésico a todas mis preocupaciones y a todos mis problemas: me quitó todo el dolor, no sentía nada, me relajaba y me quitaba el estrés; en fin, era como vivir en un mundo difuminado, como si viviese en un paraíso sin dolor. La novacaine me daba un largo beso de buenas noches.

Pero lo que yo no sabía era que por dentro continuaba matándome lentamente sin darme cuenta. El dolor que había desaparecido con la solución de Jimmy volvía duplicado al cabo de un tiempo, y por eso necesitaba a Jimmy y solo tenía una frase dentro de mi cabeza: “dame novacaine”.


No hay comentarios: